Las rosquillas de anís siempre son bienvenidas, ya sea como acompañamiento de un café de sobremesa, como merienda o simplemente para darnos un capricho, suelen ser un dulce artesano irresistible a cualquier paladar.
Al igual que los buñuelos de manzana de la anterior publicación, forman parte de los referidos en el artículo anterior, dulces o frutos de sartén tradicionales. Esta receta es de dificultad media, se tarda en hacerla más o menos una hora y los ingredientes están pensados para tener unas 20 rosquillas aproximadamente. Es un postre de apariencia similar a los famosos rolletes de anís manchegos, aunque estos últimos están hechos con manteca. Si quieres comprar rolletes de Cuenca puedes hacerlo desde nuestra tienda online.
Ingredientes para hacer rosquillas de anís
- 1/4 de kilo de harina.
- 1 huevo crudo.
- 5 cucharadas de azúcar lustre ( o lo que es lo mismo azúcar glas).
- 1 cucharada de anís.
- 8 cucharadas de azúcar.
- 1 cucharadita de levadura en polvo para repostería.
- Aceite de oliva, 3 cucharadas.
- la raspadura de medio limón.
- 1 cucharada de agua.
- Aceite para freír.
Modo de hacerlo
- Tamizamos la harina y la disponemos en un recipiente hondo, formando un volcán con un hueco central.
- En el centro de nuestro volcán colocamos el huevo, las 8 cucharadas de azúcar, las raspadura del limón, una cucharada sopera de agua, la levadura, 3 cucharadas de aceite y el anís.
- A continuación mezclamos con mucho cuidado con un tenedor y vamos incorporando poco a poco la harina. Cuando esté toda incorporada, amasamos la mezcla con las manos, hasta que obtengamos una pasta fina y suave. Si queda demasiado líquida, añadir un poco más de harina, pero con mucho cuidado no vayamos a pasarnos y dejar nuestra masa demasiado consistente.
- Hecho esto, nos enharinamos las manos y empezamos a formar nuestros roscos: cogemos pequeñas porciones de masa con los dedos, las enrollamos como si fueran plastilina hasta formar un codón grueso y lo unimos por los extremos en forma de rosquilla.
- Preparamos la sartén con abundante aceite hirviendo y freímos las rosquillas a fuego no demasiado fuerte porque se pueden quemar. Cuando se doren por ambos lados las retiramos de la sartén, escurriéndolas muy bien. Las colocamos sobre un papel de cocina para que absorba lo que quede de aceite.
- Una vez bien escurridas las colocamos sobre la fuente en la que irán servidas espolvoreándolas con azúcar lustre.